Despidiendo el año y desfaciendo entuertos
¡FELIZ AÑO 2006!
Todos necesitamos un lugar propio. Un sitio seguro desde el que asomarnos a esa niebla en la que nos arriesgamos a pescar dulces sueños... o ácidas pesadillas. Éste es el mío.
Érase una vez una mujer que buscaba. Encontró la perfección en la combinación de las palabras y el silencio. Y por eso, siempre estaba acompañada de libros. No renegaba de sus rarezas, se complacía en ellas. Era un poco desastre, pero auténtica. Sí, yo soy ella. A veces dura, a veces tierna... siempre imperfecta.
¡FELIZ AÑO 2006!
¡ FELIZ NAVIDAD !Estaré ausente unos días. Espero vivir situaciones diferentes que me permitan luego crear, a retales, nuevas historias... y compartirlas.
No dudéis en pasearos por estos lares todo lo que os apetezca, encended alguna luz a ratitos, para disuadir a los ladrones; enchufad la calefacción unas horas, para que a mi regreso no encuentre la casa tan fría; en el frigorífico he dejado cava; para el vino caliente con especias, tendréis que esperar a que vuelva. Y sobre todo, no olvidéis disfrutar de la compañía de los que os aman.
Nunca me han gustado los excesos. Me parecen de mal gusto ¡Qué le vamos a hacer! Por ejemplo, ver un Papá Noel colgando de una fachada, puede ser simpático; ver una caterva de ellos, hace aflorar mi vena más traviesa. De haber tenido en mi mano un puñadito de piedrecitas redondeadas, como cuando era chica, sin dudarlo hubiera jugado a tirar al blanco. Probablemente no hubiera dado una, he comprobado que sólo acierto cuando no me lo propongo.
Me pregunto si me pasará igual con todo.
Etiquetas: Mis pequeños relatos
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Cuando comencé a visitar vuestros cuadernos de bitácora, no pensé que esas lecturas se convertirían en un paso más de mi día a día. Os tengo guardados en favoritos, he copiado en mi cuaderno las direcciones -por si en algún momento mi ordenador sufre un colapso-... y lo único que lamento, es no tener más tiempo.
Al principio, intentaba pasarme a diario para leer vuestros escritos y mantenerme al día. Dejar comentarios, regresar por si había una contraréplica para mí... Pronto ví que, al menos con mi conexión "de carretera comarcal", no me iba a ser posible. No os imagináis cuánto tardo en cargar una sóla página... y sigo guardando en favoritos por similitud, por empatía, por diferencia, por bienestar... todas esas casas en las que me siento tan a gusto.
He solicitado una línea ADSL. Espero poder hacer más en menos tiempo cuando me la concedan. Se están retrasando mucho por culpa de telefónica, porque he solicitado la portabilidad de la línea y, aunque está concedida, tienen que desengancharse ellos para que mi compañía pueda conectarme. Mes y medio llevamos así. Si siguen retrasándose, quizás se convierta en mi regalo de Año Nuevo.
Entre tanto, he descubierto algo. En vez de intentar pasearme por todos vuestros escritos y conseguir casi nada, si visito sólo un par de casas intentando ponerme al día, y leyendo de un tirón desde lo último vuestro que guardo en mi memoria... me da la sensación de estar inmersa en un libro. Un libro muy ameno, he de decir, con un poco de todo; y confieso que es un menú muy apetecible, por equilibrado: salado, agrio, dulce, ácido... todo en su justa medida. Así que... no penséis que estoy ausente o que os olvido. No es así. Alzo el vuelo y os visito.
Si alguien necesitara de mí, que no me silbe -porque suelo volar con música y no me entero-, basta con que se pase y me deje una botella con mensaje en mi recuncho; cuando regrese y la vea, ráuda me pongo en camino de nuevo. Promesa de navegante. Promesa seria.
Todavía estáis a tiempo de pasaros por la Feria de Artesanía. La entrada sólo cuesta un €uro y sería muy raro que, entre todos los puestos, no encontrárais al menos un regalo adecuado para alguien que conozcáis: esmalte, cerámica, seda, cuero, grabados, madera de boj, bambú, velas de cera que huelen mmm... Y no vayáis a pensar que todas estas cosas son muy caras, porque no es así. Tenéis detalles que se ajustan a todos los presupuestos, hasta a los más modestos. Y si acaso os pareciera mucho, pensad en el tiempo que habrán empleado en hacer lo que estéis contemplando. Ya ni siquiera hablo de los materiales, sino del tiempo.
¿Cuánto vale una hora? ¿Cuánto tiempo hará falta para hacer esos pendientes de hojas que me han gustado tanto? Modelar la arcilla para darle forma, cocerla, pintarla, engarzar los pendientes... Realmente la gente que se dedica a hacer estas cosas tiene que sentir una vocación muy fuerte así que... vamos a agradecérselo de corazón y a llevarnos algo bonito. Y sí, he comprado los pendientes. ¡Ojalá a esa amiga que los recibirá de mis manos, le hagan tanta ilusión como a mí me hizo comprarlos! ¡Disfrutad de vuestras compras! Es el primer paso para que acertéis con vuestros regalos.
Otra tienda donde ir de compras se convierte en un auténtico placer es la Fnac. Nadie me apura, hojeo los libros que quiero, leo las sinopsis de las películas en DVD, pregunto por algún título que no encuentro... Obviamente, por cuestión de presupuesto, no siempre salgo de allí con una compra en la mano, pero lo que nunca falla es que me voy satisfecha y con una sensación muy agradable.
Probablemente lo ideal sería encontrar una librería pequeña, de las de toda la vida, la tienda de un librero con vocación. Suena romántico ¿Verdad? Una amiga que vive en Madrid, me habló de una pequeña librería en la que hasta te puedes servir un café mientras das una vuelta tanteando los estantes repletos. No recuerdo si los libros eran nuevos o de segunda mano pero si algún día me decidiera a ir a la capital, sería uno de los sitios que no dudaría en visitar. En mi caso no he encontrado ese pequeño paraíso aquí, en Zaragoza, pero no tengo motivo de queja.
No sé si es cuestión de suerte, pero el personal de la Fnac que me atiende es estupendo. Quizá es que les gusta lo que hacen, quiero suponer que sí y que eso se nota y revierte positivamente en el cliente. Sólo sé que cuando les pregunto por algo, no les suena a chino, y que he llegado a entablar alguna que otra conversación agradabilísima. Uno de los dependientes de la sección de DVDs, me ha proporcionado un par de direcciones muy interesantes de videoclubs donde encuentro películas descatalogadas. Gracias a la información, he podido hacerme con alguna copia en VHS.
Es allí, en la Fnac, donde realizo parte de mis compras navideñas. Nunca he tenido problemas para hacer algún cambio cuando no acierto y regalo algún libro repetido, o si alguna película sale defectuosa.
Reflexiono sobre estos detalles después de haber ido al Carrefour. He observado sorprendida que venden libros al peso, y en la zona de atención al cliente, avisan de que para proteger los derechos de autor sólo se cambian los libros y películas defectuosos por otro ejemplar del mismo título. No sé si es que en la otra tienda se fian más de la gente, o si hay personas que le echan tanta cara que se ha hecho necesario adoptar esas medidas; sus razones tendrán. En todo caso, mejor nos abstenemos los despistados... por si acaso.
A Diego había que regalarle flores amarillas, había dicho mi padre. Su amigo veía los colores rojo y verde como si fueran gris.
Me dio pena y me pregunté si su gris, el gris de Diego, sería el mismo que el nuestro. Creo que no, creo que el pobre estaba hecho un lío y por eso besaba a mi padre en la boca, aunque sólo era un amigo. Mi padre me dijo que sólo era un amigo...
Nana de espuma y otros sueños agridulces
Tana Guiance (c)