El recuncho de Tana

Todos necesitamos un lugar propio. Un sitio seguro desde el que asomarnos a esa niebla en la que nos arriesgamos a pescar dulces sueños... o ácidas pesadillas. Éste es el mío.

Nombre: Tana
Ubicación: Zaragoza, Spain

Érase una vez una mujer que buscaba. Encontró la perfección en la combinación de las palabras y el silencio. Y por eso, siempre estaba acompañada de libros. No renegaba de sus rarezas, se complacía en ellas. Era un poco desastre, pero auténtica. Sí, yo soy ella. A veces dura, a veces tierna... siempre imperfecta.

martes, diciembre 13, 2005

La última noche II

Esta noche, yo había llegado puntual, como siempre. Hay que cenar a las diez y mi madre nunca me ha permitido llegar más tarde. Sabía que los abuelos habían llegado por la tarde para pasar unos días con ella. Me sorprendió encontrar en casa a mi prima Isabel, la nieta favorita de mi abuela, pero no me alarmé. Cenamos las cuatro. El abuelo había cenado más temprano, como era su costumbre. Tras la sobremesa, me lavé y me dirigí a mi habitación. Había necesitado varias semanas y discusiones para conseguir la promesa de que esta noche, esta última noche, la habitación sería mía de nuevo ¡Dormiría sola! ¡Al fin!
Tenía la mano sobre el pomo de la puerta cuando me interrumpió mi madre.
-¿Qué haces?
-Pues... voy a acostarme- había planeado encender una vela y quedarme un rato escuchando el agua, la despedida perfecta. ¿Sería que mamá quería darme la charlita de rigor?
-Es que ahí duerme el abuelo y se ha acostado ya.
Me quedé sin palabras. No me había preocupado encontrarme en casa a Isabel porque había echado cuentas para cuando llegara la hora de dormir: los abuelos en la habitación de matrimonio, mi madre e Isabel en el sofá cama del salón y yo en mi habitación. Hasta había pensado que quizás Isabel había venido para que mi madre tuviera compañía, aunque por otro lado ¡Menuda tontería! Iba a tener que acostumbrarse a dormir sola de ahora en adelante.
-Mamá, lo habíamos hablado...
-Es que se levanta por las noches para ir al baño y molesta a la abuela- se disculpó poniendo cara compungida.
-¿Y dónde se supone que tendré que dormir?- una rabia sorda iba creciendo en mí.
-Pues... con Isabel y conmigo, en el sofá. Ya verás, charlaremos hasta las tantas...¡Va a ser tan divertido...!
-¿Y no podía haber ido Isabel a dormir a casa de la tía Rosa? Al fin y al cabo, no contábamos con ella – pero mi madre no respondió.
-¿Qué querías que hiciera si apareció por sorpresa?
Mentía. No había acabado de hablar cuando hasta las raíces de sus cabellos, recién teñidos de un rubio ceniza, se le habían vuelto carmesíes. Pero poco importaba una mentira más o menos en la larga lista. Ya no había nada que hacer. Una vez más, se había salido con la suya.

Tendría que estar haciendo planes de futuro, soñando con lo que mi vida será a partir de mañana, pero me siento demasiado engañada. En vez de eso, permanezco asida al borde de esta maldita cama, carcomiéndome por tener que estar aquí esta noche, mi última noche de soltera, mi última noche en esta casa.
*Han pasado veinte años. No puedo por menos que acordarme, justo ahora, cuando mi cama me espera. La de ahora es de matrimonio, un grueso colchón sobre un alto canapé. Me arroparé, en la mejor de las compañías, con el edredón de plumas. Haré planes de futuro y soñaré con los próximos veinte años.
En una noche como ésta, imaginaba lo que sería dormir con él a mi lado. No volver a sentirme sola. Despertar de un mal sueño y no tener más que estirar la mano para tocar su piel y ahuyentar mis temores. Ahora no necesito imaginarlo. Es tal cual yo había pensado. Me duermo sin plegarias ni rezos, sólo con una vaga sensación de agradecimiento y el arrullo del subir y bajar de su pecho.

Etiquetas:

10 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hay situaciones que aunque hayan pasado veinte años las tenemos muy próximas, pero ¿somos en realidad los mismos? Un besote.

3:23 p. m.  
Blogger Roberto said...

no hay que olvidar de donde venimos y adonde vamos con nuestras ilusiones.....
saludos
roberto

10:46 a. m.  
Blogger Tana said...

Buena pregunta, Elbúcaro. Yo no me reconozco en el espejo pero por dentro, no he cambiado tanto. Eso me dicen cuando voy al pueblo y no no se refieren al físico, que ahí sí que no se cortan un pelo y me dicen que estoy "más rellenita" (caray, a veces se lo podían callar; ellos están más calvos y yo no se lo restriego ;)Lo que sí puedo decirte es que hoy, al igual que hace 20 años, me hubiera sentado igual de mal la faena.
Me pregunto a qué te refieres... Yo no he olvidado de dónde vengo, Roberto. En parte escribo para ahondar en ello, aclararme, si puedo. Y congraciarme con algunas situaciones, si puedo.
:) MrMann, te entiendo. Los colchones no son baratos, precisamente. El primero que tuvimos era corrientito tirando a malillo y descansaba sobre un somier también corrientito, ni siquiera teníamos cabecera. Aguantamos con él más de diez años.
Ves? La noche se presta para los agradecimientos -cada uno, el suyo-unos echan de menos, otros de más... ;)

9:46 p. m.  
Blogger Max Estrella said...

Estoy pensando que uno es capaz de escribir sobre situaciones y cosas que tal vez no contaría de palabra.He leído alguna otra postal tuya sobre tu madre.El final es el mismo,tu matrimonio y el de esta es maravilloso,la placidez del sueño,junto a la persona que quieres,ecos de respiracion y un asidero vital caliente...a mi también me encanta arroparme y disfrutar...aunque creo que soy insomne.
Me gusta tu estilo.
Bicos

11:23 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Caray, qué cosa más preciosa, Tana. Qué bien escrito, con pulso y emoción, sin excesos barrocos, con mucho "cuidado", como a mí me gusta. He disfrutado. Te me haces ya imprescindible.

9:50 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Lo importante es que puedas recordar la desilusión de aquella noche con la ilusión del amor que sigue durmiendo a tu lado.
Bicos.

10:32 p. m.  
Blogger comolar said...

es precioso, tana.
gracias por compartir estos sentimientos, es muy generoso de tu parte.
Y da gusto saberte feliz y bien acompañada.

12:29 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Acabo de encontrar el recuncho, tras unas horas de navegación.
¿Hace mucho que me esperabas?
Ya llegué...
Besos

9:51 p. m.  
Blogger Alphonse Zheimer said...

Todas las noches son la última noche de algo, pero si extiendes la mano, y allí está lo que quieres, son también la primera noche del resto de tu vida. Buenas noches Tana.

2:51 a. m.  
Blogger Tana said...

Yo no me corto en contar las cosas, también de palabra, Max. Lo bueno y lo malo, entremezclado. Y no olvido la promesa que hice en su día a Portorosa; algo placentero que contar en relación a mi madre.Próximamente.
Ernesto!!Un placer tu visita y saber el lugar que me guardas en tus lecturas.
Tienes razón Muralla, el quid está en no olvidar, aunque sí disculpar, después de intentar comprender.
Donna, un besazo!!
Beclen :) Abrígate bien. Hace frío estas mañanas, verdad?
Sira!!!!Estás en tu casa, ya lo sabes.Realmente, no te esperaba. Nunca espero nada, prefiero dejarme sorprender por las visitas. De todos modos, de mi Sira lo que importa, es que está muy pero que muy cerca; siempre tiene un ratito para colgarse conmigo al teléfono y prestar oídos a mis neuras.Venga, ese achuchón cálido que sin remedio te faltará este jueves ;)!!
Es una maravilla conseguir verlo así, Omar; cada noche es el principio del resto de las noches de tu vida. Hay esperanza implícita. No la pierdas!!!
Biquiños para todos!!!

2:57 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home