El recuncho de Tana

Todos necesitamos un lugar propio. Un sitio seguro desde el que asomarnos a esa niebla en la que nos arriesgamos a pescar dulces sueños... o ácidas pesadillas. Éste es el mío.

Nombre: Tana
Ubicación: Zaragoza, Spain

Érase una vez una mujer que buscaba. Encontró la perfección en la combinación de las palabras y el silencio. Y por eso, siempre estaba acompañada de libros. No renegaba de sus rarezas, se complacía en ellas. Era un poco desastre, pero auténtica. Sí, yo soy ella. A veces dura, a veces tierna... siempre imperfecta.

domingo, julio 08, 2007

DESPEDIDA TRAUM de DANIEL BLAUFUKS
Un día, hace ya mucho -parece que hubiera pasado un siglo-, escribí algo sobre Desaparecidos, aquellas personas que salieron de mi vida sin dejar rastro. Acabé reconociéndoles el derecho a hacerlo, a irse sin más, pero también añadí que por mucho que me doliera, yo nunca me iría sin despedirme.

A veces el azar toma parte en nuestras vidas y he estado a punto de tener que hacerlo, desaparecer sin un último post, una última reseña. Y no es que quisiera. Deseaba cumplir mi promesa, pero mi memoria para claves y cuentas, había convertido mis archivos en una espesa sopa de letras y me era imposible acertar la contraseña. Dicen que para todo hay una razón, así que supongo que también la ha habido para esto. Quizá fue un tiempo de reflexión obligatorio, quizá una pausa con la esperanza de retomarme y continuar. Pero continuar..., no puedo. Muchas cosas han cambiado en mí. He mudado de piel y no soy la misma de estos textos. A veces vengo de puntillas y me paseo por ellos. A veces me reconozco en algún trazo que permanece en mí. A veces, sonrío y me leo desde afuera, como leería cualquier artículo de un blog que todavía no conociera...

A aquellos lectores ocasionales que se pasearon por este espacio, aunque no dejaran huella alguna: gracias.

Pero mil gracias, gracias de corazón -y no de esas que decimos "por buena educación"- a todos y cada uno de aquellos que me visitasteis con asiduidad convirtiendo este recuncho en una agradable tertulia durante casi dos años. Tened por seguro que, aunque con piel renovada y desconocida, seguiré acudiendo a vuestros cuartos de sosiego para leeros y seguir compartiendo. Quizá me reconozcáis, quizá no. Pero estaré allí. Eso, también lo prometo.

Mil besos estivales, en este beso que os dejo.