Ojos verdes

Todos necesitamos un lugar propio. Un sitio seguro desde el que asomarnos a esa niebla en la que nos arriesgamos a pescar dulces sueños... o ácidas pesadillas. Éste es el mío.
Érase una vez una mujer que buscaba. Encontró la perfección en la combinación de las palabras y el silencio. Y por eso, siempre estaba acompañada de libros. No renegaba de sus rarezas, se complacía en ellas. Era un poco desastre, pero auténtica. Sí, yo soy ella. A veces dura, a veces tierna... siempre imperfecta.
La Rústica es un restaurante impecable, fino sin caer en la incomodidad: amplio aparcamiento, cuidado jardín, ambiente sereno, íntimo –ideal para parejas y amigos con ganas de disfrutar de una buena comida, confidencias y labrarse un buen recuerdo en la sobremesa-. La presentación de sus platos es inmejorable: una mousse de gambas para abrir boca seguida de una olla de mejillones al vino blanco, –un placer contemplar cómo la dueña, que desempeña a la perfección la función de maître, limpiaba, cortaba y recolocaba una dorada a la sal-; un auténtico gozo visual contemplar la ensalada de tomate y mozarella, un éxtasis para el paladar ese entrecôte de ternera gallega a las hierbas que se deshacía como la mantequilla contra el paladar. Sus postres, la guinda del pastel: carpacio de piña con helado de coco, crema tostada con helado de canela, fresones con mousse de mandarina, profiteroles de nata regados con chocolate caliente...
Su carta de vinos, aceptable, incluyendo el albariño que degustamos con los mejillones. La amabilidad de la dueña nos invitó a una copa de orujo de hierbas a la miel, mientras esperábamos la cuenta que resultó ser ajustada a la calidad que disfrutamos –entre 25 y 30€ por persona-.
En atención a Max, a Goathemala y aquellos a los que les guste el buen yantar:
La Rústica, Ptda. Absubia nº 64
0730 Jávea (Alicante) tlf 96 5770855 (Tened en cuenta que cierran los lunes)