Diario de una abuela de verano
"En los diarios y en las memorias no hay escapatoria para el escritor, es él quien es ridículo, almibarado, pesimista, o inconexo, no sus personajes. Y aunque esto no sea así, el hecho de aparecer más flagrante el delito y la experiencia personal, nos hace ser más precavidos, más cuidadosos, más meticulosos. Por lo tanto, la dificultad, por lo menos para mí, reside en ese trabajar a cuerpo descubierto sin coraza que me proteja ni sombra que me matice la luz.
De todos modos, me digo esta mañana cuando ya asoma la pereza y se escapan las ganas de escribir con que me senté a la mesa, cuando afuera todavía las sombras de la noche disputaban el imperio a la luz naciente del sol, ¡qué difícil es escribir!, sea poesía, prosa, memorias o ficción. Y sin embargo qué apremiante, qué ineludible. Alguien comparó la escritura y la pulsión que provoca con los efectos de la droga dura cuando se llevan muchos años sin poder prescindir de ella: ya no se toma por el placer que proporciona sino por la ansiedad que destierra. Y es que cuando nos llega la inspiración, es decir, la obsesión, y ya nada en el mundo tiene la contundencia ni la realidad de la ficción que estamos creando, la obsesión es de tal calibre que lo que vivimos es la vida de los personajes y en consecuencia se nos escatima el placer que tendríamos si fuéramos conscientes de que efectivamente estamos escribiendo y creando. De ahí que me sea imposible recordar los momentos de exaltación creadora que he vivido y sigo viviendo porque estoy en la piel de mis personajes y no en la mía propia, y sólo recuerdo el esfuerzo ímprobo que supone escribir cuando todavía no tiene forma ni cuerpo la creación que vislumbro y no dispongo de más arma de lucha que la constancia y el trabajo".
Rosa Regás
Rosa Regás, como cada año desde 1990, recibe sagradamente el mes de julio acompañada por sus nietos. De esa experiencia, nace este libro.Confieso que cuando me lo prestaron, me alarmé al leer la sinopsis. No entraba en mis planes dedicar demasiado tiempo a un libro que me contara anécdotas estivales protagonizadas por catorce niños de variadas edades. Pero me sorprendí. Si hay alguna anécdota, está sutilmente engarzada con el propio espacio de la autora que insinúa pasajes de su propia vida, retazos de sus pensamientos, certezas e incertidumbres. Consigue así un resultado tierno en su medida justa, un libro ameno de leer, pero que te ayuda a plantearte tus propias preguntas sobre educación, política... o el paso del tiempo.
Etiquetas: Mis libros
3 Comments:
Me parece una buena recomendación.Lo apunto para ocupar próximamente mi mesilla.
Bicos Tana :)
Lo cierto es que, aunque conozco a Rosa Regás de contertulia de radio, no he leído ninguna de sus novelas.
Tu escrito hará que me plantee leerla.
Bicos.
Si lo leéis, ya me diréis qué os parece, ¿Vale? :) Ya sabéis que sobre gustos...
Muralla, a mí me pasa lo contrario, nunca la he escuchado en la radio pero éste es el tercer libro suyo que leo.
Bicos
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