Cuaderno de Viaje. Mediodía en Labakía
Una de las muchas razones por las que les amo es porque me respetan en mis silencios.
-Ven -me dicen señalándome el sofá-, la chimenea está encendida.Pero yo prefiero permanecer en la cocina. El extractor está encendido y su rugir acompasado e inalterable me resulta atrayente, casi hipnótico.
-Tengo que vigilar el guiso.No insisten. Echo un vistazo al reloj calculando el tiempo que necesita la mezcla de vino y agua para convertirse en salsa, y me acomodo junto al radiador sentándome en una silla de anea con un libro en las manos. A ratos, levanto la vista del libro, compruebo la hora, doy un par de vueltas al guiso y, al sentarme, me permito recrearme en el paisaje que se ve más allá de la ventana que tengo enfrente.
Soy tan insegura, que a veces temo que la comida no vaya a salirme bien. Ellos se ríen. Como si mi temor fuera descabellado, algo totalmente imposible. Me pregunto si también les alimento espiritualmente de algún modo, o si mi única misión consiste en llenar sus estómagos. Entonces, uno de ellos, el más joven, se acerca para abrazarme.
-Mira, huele. La chimenea ha venido a ti.Y es cierto. Huele a humo. Reconforta. Y de repente, mis temores se han ido..., por el momento. Se me escapa un suspiro. Soy feliz.
5 Comments:
vaya, has conseguido captar un momento precioso de "soledad en compañia", de sentirte tú sabiendote cercana a tu gente.Me ha encantado, creo que es una de las sensaciones que a mí tambien me hacen realmente feliz. Enhorabuena por sentirte querida. Y gracias por tus visitas.
Me recuerdan tiempos en los que la chimenea tenía la capacidad de congregarnos a todos. No sé si seguirá encendida. Algo de nostalgia.
Es un placer visitarte, Beclen :) y también recibir tus visitas. "soledad en compañía", "soledad en su justo punto". ¿Compartimos, pues, regusto a soledad?
Nostalgia y magia, Manolotel. Algo tienen las chimeneas, el fuego y el olor a humo...
reconforta saberse acompañado y saberse solo más no solitario. El silencio de los demás es lo más difícil de respetar.
Bicos Tana
Esa es la bendición de los inseguros, la felicidad está siempre a la mano, en un abrazo con olor a humo, o en una línea leída al azar que nos confirma. Gracias.
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