Labakía
La primera vez que fui a Azpilcueta, hace siete años, localicé la casa en uno de esos anuarios de turismo rural. El libro era en blanco y negro y poco te podías fiar de las fotografías que lo ilustraban. Por aquel entonces, Pedro e Inma alquilaban Labakizarra, la casa matriz -preciosa y enorme, con tres habitaciones dobles y una de matrimonio- y Labakía, la que se ha convertido en el amor de mi vida -el tamaño justo para que yo la considere espaciosa, pero acogedora-.
Labakía tiene, en la planta baja, un salón con chimenea.
Una cocina a la que no le falta detalle -lavavajillas, microondas, despensa con frigorífico-.
Y la zona de comedor anexa a la cocina.
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