Cuaderno de Viaje. La mirada de Beltza
Beltza y yo somos muy parecidos; de apariencia robusta, pero muy tiernitos por dentro. También se parecen nuestros ojos. Aunque los míos son marrones (como ese chocolate tan rico que preparan en Malkorra, la mejor pastelería/cafetería de Elizondo) y los suyos dorados (atesora en ellos cada rayo de sol que acaricia su valle). Ambos tenemos la mirada hambrienta.
Pozos sin fondo que todo el amor del mundo no podrían llenar.
5 Comments:
hola tana!! recibi tu mensaje sobre el correo y aun no he tenido tiempo de escribirte... qeu desastre, siempre igual.
Te he pasado un juego en mi post de esta semana... para conocer tus manias jeje.
un abrazo!
PD: sera entonces verdad eso de que los dueños se parecen a sus perros... o era alreves?
Lo de pozo sin fondo de amor me ha recordado aquella poesía de amor más poderoso que la muerte...
bonita mirada la que aportas
Más bicos
Pozos sin fondo...cómo me identifico con eso!!
Qué sensación de vacío siempre.Un beso, hacía días que no venía a verte, pero ya me he puesto al día.
¡Hola Susana! ¡Cuánto tiempo! Tú me debes correo, yo te debo visita... ¡¡Tranquila!! Gracias por tu invitación pero... ya he escrito sobre mis manías ;) hace un par de artículos, o tres -perdí la cuenta- y no creas, que puestos a buscar manías, alguna más me queda; pero ya irán saliendo, ya...
Gracias por tu visita, Ana. También yo tengo que darme un nuevo saltito a tu casa :)
Mmm... esa no la conozco, Max pero es que leo tan poca poesía -¡Qué se le va a hacer, no se puede leer todo! (aquí, sonrojada)
Por cierto, para que no haya dudas, aunque tengo perro, Beltza no es mío. Eso es lo más curioso. Lo nuestro ha sido un amor a primera vista -no sé si él es muy enamoradizo y mira así a todo el mundo; pero en todo caso, una parte de mi corazoncito está con Beltza en Azpilcueta y sólo espero encontrarle igual de bien cuando regrese a visitarle-.
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