El recuncho de Tana

Todos necesitamos un lugar propio. Un sitio seguro desde el que asomarnos a esa niebla en la que nos arriesgamos a pescar dulces sueños... o ácidas pesadillas. Éste es el mío.

Nombre: Tana
Ubicación: Zaragoza, Spain

Érase una vez una mujer que buscaba. Encontró la perfección en la combinación de las palabras y el silencio. Y por eso, siempre estaba acompañada de libros. No renegaba de sus rarezas, se complacía en ellas. Era un poco desastre, pero auténtica. Sí, yo soy ella. A veces dura, a veces tierna... siempre imperfecta.

miércoles, junio 07, 2006

Catorce lamentos. Ejercicio de escritura

Lamento que Almodóvar no me haya visto con estos pelos y blandiendo una pata de jamón. No sé qué habría sido entonces de Carmen Maura, pero estoy segura de que a mí me estaríais viendo en cartelera.
Lamento llevar colgado el cartelito de "rara" porque no tengo los mismos gustos que mi madre -que se tiene por una de las mujeres más elegantes y agraciadas del mundo mundial- y siempre se está quejando de ello ante la familia, sus amigas, sus vecinas, "mis" amigas...
Lamento que mi padre juzgue mi bienestar basándose en mi aspecto y que lo preimero que me diga es cómo me encuentra, dependiendo de que haya engordado o adelgazado un par de kilos desde la última vez que me vio.
Lamento que mi don para hacer crecer las plantas no esté mejor aprovechado. Mi casa está orientado al norte y sin el calor y la luz del sol, casi nada crece.
Lamento no ser más alta porque, al menos, aunque no estuviera más delgada..., lo parecería.
Lamento que el cierzo me arrebatara el rosal, el único que pese a las leyes de la jardinería puso todo su empeño en regalarme sus flores durante un tiempo -cabezota, como yo-. Tuvo que venir el viento para enseñarle que los rebeldes no llegan lejos.
Lamento no poder volver a Manderley. Hubiera amado todos sus rincones y Chelsea, ocuparía el lugar de Jasper. No me hubiera dejado amilanar por el recuerdo de Rebeca, y hubiera sabido poner en su lugar a la Señora Danvers.
Lamento que todo lo que me parece apetecible rebose calorías: los jugosos "mon cherî", las cremosas salsas, los quesos en todas sus variedades, el pan más crujiente, el vino fragante, el más dulce de los licores y el más amargo de los chocolates.
Lamento, sobre todo, no saber ayudar a aquellos que sé que están sufriendo; no encontrar la palabra o el gesto que les conforte y tener que conformarme con esperar a una distancia prudente. Esperar. Nada más. Respetar su silencio. Y seguir esperando.
Lamento no llegar a los catorce lamentos pero, la verdad, lamentarse me parece patético y no conduce a ninguna parte. ¡Qué coño! Rectifico. No lamento no llegar al cupo establecido -mi espíritu de contradicción prevalece- además, lo de que fueran catorce fue sólo una sugerencia... ¿No?

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3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La escritura como ejercicio siempre es un gustazo, pero si además otro día haces 14 alegrías en vez de 14 lamentos, probablemente termines el ejercicio con la autoestima más alta. Besitos.

6:14 p. m.  
Blogger Tana said...

Te doy totalmente la razón, Elbúcaro. No te imaginas cuánto me costó sacar este ejercicio adelante!! Tomo nota sobre el tema de las alegrías!!
Un beso :)

2:14 a. m.  
Blogger Max Estrella said...

Esta tarde pienso en tus ejercicios de literatura,y he pensado profundamente en si realmente te hacían falta...creo que no...esa manera de plasmar cosas y sensaciones es única...hay que dejarla salir...solo eso..
bicos

7:26 p. m.  

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