Perfumes I
Givenchy pour Homme - Solo Loewe
A mi marido pronto se le acabará el agua de colonia que está usando, Extrême, de Bvlgari , así que me he dedicado a ir a la caza de nuevas fragancias estos días, pues aunque repite de vez en cuando, también le encanta probar cosas nuevas. La visita a la perfumería y el hecho de que estamos en verano, reavivó el recuerdo de mi particular relación con el mundo del perfume, una historia que comenzó un mes de julio de hace mucho, mucho tiempo...Carl Günter, un amigo de mi padre, fue el primero en regalarme un perfume, Miss Dior, cuando cumplí doce años. Por desgracia, no acertó al elegirlo y sólo me lo puse el primer día, por cumplir. Volker, otro de sus amigos, tuvo más suerte al elegir para mí Anaïs-Anaïs. Ahí me di cuenta de que no todos los perfumes se adaptan a las personas, o que llevar encima un olor que no te va, puede hacerte sentir incómoda, disgustada y hasta un pelín mareada -sí, no exagero, puedes llegar a sentirte igual de mal que ante un olor desagradable, como el sudor o la suciedad que te asaltan por sorpresa y en profundas vaharadas en el autobús, volviéndote las tripas del revés-.
Tener el olfato muy desarrollado es lo que tiene, puede acercarte al éxtasis o revolverte las entrañas. Recientemente se ha comenzado a comprender el complejo mecanismo que nos permite oler; pero aún no sabemos de qué manera las fragancias influyen en nuestras sensaciones o en nuestros sentimientos hacia otras personas, ni hasta qué punto son una poderosa arma a la hora de evocar recuerdos pasados. ¿Quién no recuerda el olor a goma de borrar de las tardes de colegio? ¿Y el olor dulzón de la piruleta de fresa?
(Continuará)
1 Comments:
Me encanta el post, me defino como una mujer nariz, imagínate lo que sufro en la vida pues a pesar de las comodidades actuales hay quien no le gusta el agua ;-)
Es mi sentido más desarrollado, me fascinan algunos olores, me ocurre como a tí, me traen recuerdos.
Abrazos.
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