Nuevos propósitos...

Con once largos y crujientes meses aún por estrenar, recojo el testigo que me ofrece Max para hablar de los propósitos para este nuevo año. Retrocedo apenas unos días y pienso en el momento de las doce campanadas, el portazo de despedida al 2006, un momento repleto de risas, la copa de cava, un pensamiento para las personas especiales para mi alma, esas que también estaban brindando con sus familias, u otros amigos, y luego... nada más.

Como buena bruja, mis propósitos se renuevan la noche de San Juan, por medio del fuego. Pero así, por echar mano de uno, tan siquiera de uno, diré que ..., intentaré seguir escribiendo; acallaré esa insidiosa vocecilla interior que me susurra que no tengo nada que contar, nada interesante en el plano de mis días, en este rutinario latir de mi corazón que intenta no perder el compás. Sí, sigo aquí.